SIMON EL ELEGIDO Lucas 23:26-32
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
23:27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.
23:28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
23:29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.
23:30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
23:31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
23:32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
Jesús iba conducido por soldados romanos desde el palacio de Pilato hacia al monte Calvario; estos soldados era un grupo especializado en crucifixiones.
Las mujeres que siguen aquí a Jesús eran las que habitualmente atendían a los condenados como un “servicio social”. Jesús se conmueve ante los sufrimientos que esperan a estas mujeres y a sus hijos en la guerra del 66-70 d.C. En sus palabras Jesús quiere expresar que su muerte en la cruz del Calvario no debe ser visto como una tragedia para ser llorada; tragedia es la que les espera a los habitantes de Jerusalén en la invasión que se avecina.
La muerte de Jesús en la cruz del Calvario no es una tragedia, es el plan de Dios para nuestra salvación, es el cumplimiento supremo de la voluntad de Dios y es la victoria espiritual en la aparente derrota física. Las apariencias engañan.
En v31 el inocente, “El leño verde” es Jesús; los culpables, “el leño seco” son los judíos que sufrirán el asedio de Jerusalén. El odio y el instinto violento que está latente en el ser humano es capaz de aplicar dolor y sufrimiento al inocente, ¡cuánto más al culpable!
Lucas menciona la presencia de dos criminales que iban a ser ejecutados con Jesús, es cumplimiento profético: “…y fue contado con los pecadores…” (Is 53:12)
En v26 Simón de Cirene viene del campo, frase que quiere indicar que había pasado la mañana trabajando la tierra y ahora viene a la ciudad, seguramente a almorzar ¿En que vendría pensando? ¿Cuáles eran sus preocupaciones? ¿Venía feliz o triste? Lo cierto es que su vida está a punto de cambiar porque va a tener un encuentro con Jesús.
Nosotros también, andábamos por el mundo, caminando quien sabe porque caminos y quien sabe en que estaban ocupados nuestros pensamientos cuando también tuvimos un encuentro con Jesús que cambió nuestra vida.
El encuentro de Simón con Jesús fue “raro”; pero ¿qué decir del nuestro?
Mientras él quiere entrar a la ciudad ve que de ella sale una multitud de personas que sigue a una guardia de soldados romanos que conducen a tres presos condenados a la crucifixión. Tal vez alcanza a ver como uno de ellos cae al suelo y sobre su espalda el pesado madero. El centurión romano comienza a buscar entre los presentes y fija su mirada precisamente sobre Simón y con despotismo le ordena cargar la cruz de Jesús.
Simón de Cirene ha sido elegido; obligado a cargar con un pesado madero, seguramente que contra su voluntad y a regañadientes tuvo que obedecer. Pero esta acción de Simón, de ser “obligado” por soldados romanos a cargar con la cruz de Jesús y que seguramente realizó contra su voluntad y de mala gana, es en realidad, cumplimiento de las Sagradas Escrituras:
“y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto.” Levítico 16:21
El macho cabrío representa a Jesús; Él lleva nuestros pecados.
El hombre destinado representa a Simón de Cirene; destinado, entonces, por Dios Padre para ser parte del plan redentor.
Seguramente que en ese momento Simón nada de esto pensó; seguramente realizó esta tarea de mala gana; seguramente se enojó. Pero sin saberlo estaba siendo parte del plan redentor de Dios y estaba dando cumplimiento a las Sagradas Escrituras.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28)
Si a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien ¿Por qué vivimos con amargura? ¿Con angustia? ¿Con miedo? ¿Con incertidumbre? Muchas de las cosas que acontecen a nuestro alrededor no parecen tener sentido, no le hayamos lo agradable; pero por fe, podemos saber que todo contribuye para nuestro bien pues todo forma parte de un plan de Dios que incluye nuestro crecimiento espiritual y nuestra participación en la misión de ganar a más personas para Cristo
La reflexión, inspirada por el Espíritu Santo, sobre el acontecimiento de este “salir” de Jesús, en comparación con el sacrificio descrito en Levítico 16 lo podemos leer en la Carta a los Hebreos:
“Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” Hebreos 13:11-12
“Y sacarán fuera del campamento el becerro y el macho cabrío inmolados por el pecado, cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación; y quemarán en el fuego su piel, su carne y su estiércol.” Levítico 16:27
Jesús tenía que morir fuera de la ciudad de Jerusalén para así dar cumplimiento a las Sagradas Escrituras en el sentido de “sacar” el pecado.
Nada en el ministerio, pasión y muerte de Jesús fue accidental; todo fue parte del plan redentor de Dios.
Nada en nuestra vida como cristianos es accidental; todo forma parte de un plan de Dios que busca nuestra “santificación”, que demos fruto que glorifique a Dios, fruto de amor, a Dios, a nuestros hermanos, a nuestro prójimo.
Todo aquí en la tierra es temporal; nosotros solamente estamos de paso y nuestra prioridad aquí es mejorar nuestra comunión de amor con Dios y ayudar a otros a mejorar su comunión de amor con Dios.
AMEN
JFVS