domingo, 27 de enero de 2013

Boletín: 10 de Febrero de 2013

DESORDENADA Y VACIA Génesis 1:2

1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

“Estaba”; en hebreo: “hayah”, expresa la idea de “llegó a estar”, en el sentido de transformarse: “Y la tierra llegó a estar desordena y vacía”.

Solamente una catástrofe planetaria puede explicar la “llegada” de esta confusión caótica en la perfección original de la creación de Dios. El orden original de Dios ha sido perturbado por un cataclismo del que no sabemos nada con certeza.

Lo que sí sabemos es que el Cosmos y nuestra vida misma, necesitan sin cesar esta voluntad creadora de Dios que todo lo sustenta y que sin la presencia envolvente del Espíritu Santo, la armonía de la vida llega a sucumbir en el caos.

¿Acaso este pasaje es la descripción de nuestra vida en el momento de nuestro encuentro con Jesús?
¿Acaso no es verdad que es Dios quien da sentido a nuestra existencia?

“Desordenada y vacía”; esta frase nos remite al libro del profeta Isaías: “Porque así dijo Yahvéh, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Yahvéh, y no hay otro.” (Isaías 45:18)

En este pasaje de Isaías Dios declara que no creó la tierra “en vano”, palabra que en hebreo es “tohu”, y que se traduce “vacía” en Génesis 1:2 Entonces Dios no creó la tierra “desordenada y vacía”, ese caos es el resultado de una catástrofe que intenta destruir el orden de vida creado por Dios. Todavía esas fuerzas amenazan nuestra vida trayendo caos, desorden, vació.

“Y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”: Todo era un mar profundo cubierto de oscuridad.

También nuestra vida parecía o aún se parece a este tenebroso cuadro: “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios…” (Efesios 4:18)

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.” (Efesios 5:8)

“Mas vosotros sois…pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1ªPedro 2:9)

Pero Jesús que es la luz de nuestra vida, ha triunfado sobre las tinieblas que amenazaban con hundir nuestra existencia: “La Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” (Juan 1:5)

Dios nos ha liberado de las tinieblas para llevarnos a la comunión con Jesús, que es la luz de la vida: “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.” (Colosenses 1:13)

“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” (1ªJuan 1:5)

“El Espíritu de Dios se movía”; el verbo “movía” en hebreo es “merajefet” y da la idea de volar; describe al Espíritu Santo aleteando sobre la tierra para cubrirlo; ilustrando con esto la acción de poner orden y crear vida en el planeta caótico.

Esta idea es expresa poéticamente y triunfalmente en el libro de Salmos: “Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.” (Salmo 104:30)

El Espíritu Santo, al ser enviado por Dios Padre, puede crear y renovar la vida donde solo hay destrucción y muerte:

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” (Romanos 8:11)

Un día la tierra llegó a estar desordenada y vacía, debido a un cataclismo terrible; pero el Espíritu Santo fue enviado por Dios Padre para crear orden y vida. “Y las tinieblas no prevalecieron”.

Ese mismo Espíritu Santo llegó un día a nuestra existencia, que en mayor o menor grado, estaba también desordenada y vacía. “Y las tinieblas no prevalecieron”.

Ese caos que trastornó nuestra existencia procede de las mismas tinieblas que envolvían la tierra en Génesis 1:2 y que mantenían nuestro entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios.

Pero la Luz, que es Dios, iluminó nuestra vida y nos recató de las tinieblas para llevarnos a la comunión de amor con Jesús; esa es la acción del Espíritu Santo en nosotros.

Una vez el caos parecía hundir el proyecto de Dios, pero el Espíritu Santo lo rescató. Una vez nuestra vida parecía “desordenada y vacía” pero la acción del Espíritu Santo en nuestra vida nos rescató y nos dio nueva vida en Cristo Jesús.

Ahora atendamos el consejo de la Biblia: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6)

Vivamos en la luz de Jesús gozando de la comunión con El por medio de la Biblia.
AMEN
JFVS