domingo, 27 de enero de 2013

Boletín: 3 de Marzo de 2013

HAGAMOS AL HOMBRE Génesis 1:26-27

1:26-27 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

“Hagamos”.
El Salmo 102 es una oración dirigida a Yahvéh, en v25 leemos: “Desde el principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos.” Dios Padre es Creador.
El Evangelio de Juan inicia su relato indicándonos que en el “principio” Jesús estaba presente en diálogo con su Padre: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” En v3 leemos: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Jesús es Dios Creador.
En Génesis 1:2 se destaca la presencia del Espíritu Santo en la tierra para crear orden y vida: “el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” El Espíritu Santo es Creador.
Si bien la palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia, es claro que aquí están las Tres Personas que integran a Dios y que ellas existen en diálogo permanente.

“Al hombre”. En este momento Dios Padre dialoga con Jesús y con el Espíritu Santo para establecer solemnemente que ha llegado el tiempo oportuno para la creación del ser humano. Todo lo que Dios hace tiene propósito y todo este acto de regenerar el orden y la vida en la tierra tenía como propósito crear el escenario para la llegada del ser humano y con él la puesta en marcha del gran plan de salvación: “ya destinado desde antes de la fundación del mundo…” (1ªPedro 1:20)

“A nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” La naturaleza esencial de Dios es existir en diálogo y va a crear un ser con el cual, por su semejanza, pueda entrar en esta relación de diálogo con Él.

“Y creó Dios al hombre a su imagen” El ser humano fue creado a “imagen de Dios” (en hebreo: célem Elohim) Así, el ser humano procede de una Palabra de Dios en diálogo consigo mismo y para entrar en diálogo con Dios: “…cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20)

“Y señoree” Célem, en hebreo, describe una estatua, una copia del original. Así como los reyes levantaban estatuas suyas como distintivo de su soberanía sobre sus provincias, el ser humano ha sido puesto en la tierra como signo de la existencia de Dios. El ser humano, en su capacidad de dominio y control sobre los animales de la tierra y el mar, es prueba de la existencia de Dios. Que simpático resulta que estemos buscando “pruebas” de la existencia de Dios.

Por ser creación de Dios, Él nos conoce desde el principio: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre…mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:13-16)
Por ser creación de Dios, Él nos conduce a plenitud de vida: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” (Salmo 16:11)

No estamos aquí por casualidad o por accidente; Dios nos creó con propósito: “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)

“Varón y hembra los creó” Dios creó personas masculinas (en hebreo: “zacar”) y personas femeninas (en hebreo: “neqeba”) esta es la imagen de Dios. La naturaleza bisexual de la humanidad sugiere que el amor es la relación humana básica.

Por voluntad de Dios el ser humano no ha sido creado solitario, sino que ha sido creado para la convivencia. El concepto total de “humano” no se contiene sólo en el varón, sino en el varón y la hembra. Ni el varón ni la mujer son “humanos” en individualidad, solamente ambos y en armonía como imagen de Dios que dialoga fraternalmente.

Entonces las personas fuimos creadas para amar y vivir en convivencia. Al final, solamente en convivencia se podrán satisfacer las necesidades profundas de la naturaleza humana y esta convivencia debe ser sin discriminación alguna pues todos somos imagen de Dios.

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:27-28) Todos y cada uno de nosotros somos “imagen de Dios” y por tanto no debemos hacer distinciones discriminatorias entre nosotros; debemos aprender a convivir juntos en fraternidad pues esta convivencia es la que nos hace “humanos”.

En este contexto visualizamos mejor las palabras de Jesús:
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12) Porque somos “imagen de Dios” debemos amarnos y vivir en diálogo fraternal.

“Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.” (1ªJuan 4:12)
Quieres saber cómo es Dios: observa la convivencia fraternal sincera de las personas y así es Dios en su naturaleza esencial, en su “imagen”.
En la convivencia fraterna Dios se hace presente manifestándose en amor, por tanto “amémonos unos a otros”.
AMEN
JFVS