Verso 12: Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Yahvéh, hasta que venga y os enseñe justicia.
Los capítulos 9 y 10 del libro de Oseas son un canto, por medio del cual el profeta quiso llamar la atención del pueblo para que apreciaran con claridad el destino de muerte que estaba por llegar si seguían por el camino de la idolatría.
Los cuadros que describe el profeta son trágicos, pero no son lo que Dios quiere hacer con su amado pueblo, más bien, es lo que ellos mismos, como pueblo infiel, se estaban acarreando. Ellos mismos estaban construyendo un destino de muerte al alardear de riqueza con sus altares y estatuas de oro y plata.
El pueblo estaba siendo engañado por una clase sacerdotal cegada por la avaricia y la sensualidad; poderosa clase de sacerdotes que incluso era capaz ya de destronar reyes a voluntad y controlar a gobernantes locales para ellos impunemente seguir "trillando" al pueblo, seguir consumiendo sus recursos.
En medio de este canto trágico de un "destino anunciado", el v12 resalta como una joya de esperanza. Hay una solución, no todo está perdido, aún pueden hacer girar su destino, aún pueden cambiar una cosecha de muerte por una de vida.
El mensaje de Dios ¡nunca! Es un mensaje de condenación; es un anuncio anticipado del destino de muerte que nos espera si seguimos por el mal camino. Pero, con el "destino anunciado" también ¡siempre! Hay un mensaje de esperanza, siempre se ofrece una salida, una alternativa de salvación. El mensaje de Dios es de reconciliación.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." (Juan 3:16-17)
"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia"
Si siembran en justicia, cosecharán en misericordia: si hacen la voluntad de Dios, disfrutarán de su amor constante y de su fidelidad a sus promesas. La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.
La vida es como el trabajo agrícola: lo que se siembra, se cosecha. Si siembras maíz, pues maíz cosecharás. Si en tu juventud sembraste amor, amistad, fraternidad, pues eso es lo que cosecharás en tu edad más madura. Claro está que hay muchas variables que intervienen en esto. Pero es muy interesante cómo Dios utiliza esta imagen agrícola para ayudar a su pueblo a darle un giro a su destino. Yahvéh quiere que su pueblo goce de un mejor futuro.
"Sembrar" Da la idea de una acción voluntaria, responsable, esforzada. No es "a la suerte", es una determinación de vida. Debes tomar una decisión: hacer un esfuerzo consciente y planeado de cambiar el curso de tu destino. Hacer lo necesario para regresar a la relación de pacto con Jesús.
"Justicia" Es la voluntad de Dios expresada en las Sagradas Escrituras. Es todo aquello que se corresponde con la Biblia. Es el propósito de nuestra vida. La justicia de Dios es su voluntad de que cada uno de nosotros gocemos de la comunión de amor con Dios.
"Sembrar justicia" Es esforzarse entusiastamente en establecer y cultivar una correcta relación de amor con Dios, por medio de la Biblia. A través de esta relación descubrirás el propósito de tu vida, la razón de tu existencia. Ocúpate en establecer y mejorar tu relación con Dios, deja de perder el tiempo en "nada".
"Cosechar" Es disfrutar del fruto del trabajo. Es disfrutar de lo sembrado. Existen consecuencias de esforzarse en hacer la voluntad de Dios; ciertamente el esfuerzo de "sembrar" involucra presiones, burlas, ataques, problemas, persecuciones; pero la cosecha, el fruto, es aquello que nos permite gozar de la vida, amar a nuestros hermanos, compartir entusiastamente nuestra fe.
"Cosechar" nos indica que hay consecuencia de nuestros actos y nosotros podemos controlar las consecuencias que queremos para nuestra vida simplemente cuidando lo que sembramos. No puedes cosechar si no has sembrado; tienes que trabajar primero: "El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero." (2 Timoteo 2:6)
"Misericordia" Es el amor constante de Dios, que no cambia; es la fidelidad de Dios a sus promesas.
"Cosechar en misericordia" Es disfrutar de la relación de pacto con Jesús. Es vivir en la esfera del amor de Dios. Comenzamos la vida cristiana aprendiendo a aceptar y recibir el amor de Dios, luego avanzamos en aprender a amar a Dios; creamos una comunión con Dios, un flujo de amor divino que nos llena y nos rodea de paz divina. Después, reconocemos a las personas que nos rodean, las cuales también están aprendiendo a establecer esta relación con Dios, les llamamos "hermanos" y aprendemos a vivir en fraternidad, en koinonía; la paz con Dios se extiende a la paz con los hermanos. Inspirados en esa comunión, entusiastamente buscamos compartir esa fe, esa relación de pacto, queremos y nos esforzamos en ayudar a otros a entrar en relación de pacto con Jesús. Esa es la misericordia de Dios, eso es cosechar en misericordia.
"Haced para vosotros barbecho"
Hacer un surco para que fluya el agua y riegue las semillas sembradas. Símbolo agrícola de hacer todo lo necesario para restablecer la comunión de pacto con Dios. Hay que hacer un canal limpio a través del cual fluya ese amor de Dios. Hay que quitar del camino todo lo que nos estorba para cultivar una correcta comunión con Dios. Israel tenía que abandonar la idolatría, la avaricia, la sensualidad, nosotros hoy ¿Qué tendremos que quitar de en medio? ¿Qué estorba nuestra comunión de amor con Dios? ¿Qué impide que fluya su amor hasta lo profundo de nuestro ser? No podemos tener una actitud pasiva, debemos tener la determinación de vencer, con el poder de Dios, todo obstáculo que se interpone. Pon las manos en el arado y comienza a hacer ese surco derechito, no te distraigas mirando a los idólatras, fija tu mirada: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra." (Colosenses 3:1-2)
"Es el tiempo de buscar a Yahvéh"
Ya basta de perder el tiempo en vanidades: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor." (Efesios 5:15-17) Hoy tenemos una maravillosa oportunidad de darle un giro a nuestro destino, es el tiempo oportuno, adecuado para buscar restablecer la relación de amor con Dios, no pierdas más tiempo, empieza ya.
"Hasta que venga y os enseñe justicia"
Esta frase hace referencia a tres niveles: (a) Cuando envíe Dios otro profeta para instruir al pueblo en la voluntad de Dios; aquellos de Israel que escuchen el mensaje del profeta y se conviertan, tendrán oportunidad de recibir la instrucción adecuada para regresar a la relación de pacto con Dios
(b) Cuando llegue Jesucristo, quien nos dará a conocer en plenitud la voluntad de Dios; desde entonces, todas aquellas personas que hemos decidido creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador, hemos recibido la instrucción (discipulado) necesaria para entrar y disfrutar de la relación de pacto con Jesús. El discipulado es vital, intégrate a un grupo de estudio bíblico
(c) Cuando regrese Jesús por su iglesia y la lleve a la presencia del Padre, allá conoceremos en plenitud la eterna voluntad de Yahvéh. Nuestra estancia en la tierra es temporal, nuestra estancia en el cielo es eterna; requeriremos entonces de una nueva instrucción para la nueva vida que nos espera allá con Jesús en la eternidad. Un nuevo destino se abre para nosotros hoy, es tiempo ya de regresar a la relación de pacto con Jesús y gozar del amor y de la paz con Dios. Amén.
JFVS