domingo, 27 de junio de 2010

DEJA DE LUCHAR Oseas 12:1-14

El capítulo 12 del libro de Oseas sigue, a grandes líneas, el desarrollo de la historia de Jacob, desde el nacimiento, pasando por sus encuentros con Dios en Peniel y Betel, el episodio de los engaños con su suegro Labán, el sucesivo pacto y sacrificio de Galaad y, volviendo atrás, la huida a Aram y el trabajo al servicio de Labán.

Verso 1: Efraín se apacienta de viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto.
Verso 2: Pleito tiene Yahvéh con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras.

El v1 expresa lo inútil de las alianzas con Asiria y Egipto; el viento del este, llamado solano, procede del desierto, con su calor quema los cultivos y seca los manantiales. Efraín engañaba a Asiria con Egipto, vivía engañando, como lo había hecho Jacob.

En v2 se debe corregir "Judá" por "Israel". El verso dice: "Yahvéh tiene un proceso con Israel y pide cuenta a Jacob de sus acciones, y le retribuirá según sus obras." Después de la lucha con el ángel, Dios cambia el nombre de Jacob por el de Israel; ahora Dios muestra al pueblo que se parecen al patriarca fundador al querer vivir de engaños y así como Jacob tuvo que cosechar lo que sembró, así ahora Israel, como nación, tiene un destino similar.

Verso 3: En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel.
Verso 4: Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.
Verso 5: Mas Yahvéh es Dios de los ejércitos; Yahvéh es su nombre.
Verso 6: Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

El sentido de la primera parte de este pasaje es: "En el vientre suplantó a su hermano, siendo adulto luchó contra Dios, luchó con un ángel y lo venció. Lloró y alcanzó misericordia." Jacob aparece vencedor y vencido; se paso la vida luchando contra todos, haciendo trampas a todos y terminó luchando contra Dios, quien lo venció, pero pudo obtener gracia, pero eso sí, con lágrimas. Israel como nación está igual, vive de engañar, vive luchando, ha llegado a luchar contra Dios, pero, igual que Jacob, el pueblo puede obtener, aunque con lágrimas, la bendición de ser escuchado para salvación. Muchos de nosotros también nos hemos pasado la vida luchando, engañando o simplemente sobreviviendo; quizá ahora descubramos que hemos estado luchando contra Dios y Él se ha dejado trabar en lucha, hasta que logremos, como Jacob, obtener la bendición de un nuevo nombre, de una nueva vida, abundante y con propósito.

El sentido de la segunda parte del pasaje es: "En Bet-el lo encontró, allí habló con nosotros: Yahvéh, Dios de las potestades, Yahvéh es su título. Tú volverás por obra de tu Dios. Conserva el amor y el hacer la voluntad divina y confía en tu Dios, siempre." La historia de Yahvéh con Jacob, de Yahvéh con Israel, de Yahvéh con nosotros, es en realidad una historia infinita, donde cada aspecto de la relación puede repetirse y de hecho se repite. Hoy nuevamente, nuestro Amado Padre nos dice: confía en Jesucristo, conserva en tu vida el amor divino y has la voluntad de Dios; regresa a mí.

Verso 7: Mercader que tiene en su mano peso falso, amador de opresión,
Verso 8: Efraín dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos.

Nueva denuncia: el grupo sacerdotal (Efraín) controla a los mercaderes y les permite tener "peso falso" para obtener mayores ganancias; los sacerdotes se están enriqueciendo impunemente de este engaño, como alguna vez se enriqueció, a base de engaños, Jacob.

Verso 9: Pero yo soy Yahvéh tu Dios desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta.

En la fiesta de los tabernáculos, las familias judías salían de sus casas y vivían, por algunos días, en tiendas, recordando así, su peregrinar por el desierto. Yahvéh le recuerda a Israel que Él ha sido su Dios desde que salieron de Egipto y nuevamente los llevará al desierto para empezar de nuevo esta relación de pacto; "volver a vivir en tiendas" tiene, por tanto, un matiz romántico, es regresar a la sencillez de la relación original. Dejando atrás ritualismos y engaños, regresemos nosotros también a la sencillez de la relación de amor con Jesús, basada en una entusiasta fe, ferviente amor y alegría de escuchar las Sagradas Escrituras.

Verso 10: Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas.

Para ayudar al pueblo a regresar a la relación original de pacto, Yahvéh habla con sus profetas para que hablen al pueblo, incluso por medio de ilustraciones que todos puedan entender. Dios sigue hablando para que los predicadores sigan llamando a las personas a la reconciliación y los predicadores se esfuerzan por hacer entendible el mensaje de Dios. Yahvéh no para en esfuerzos por llamarnos a regresar a la sencillez de una relación de pacto con Jesús.

Verso 11: ¿Es Galaad iniquidad? Ciertamente vanidad han sido; en Gilgal sacrificaron bueyes, y sus altares son como montones en los surcos del campo.

El sacrificio de Jacob en Galaad confirmó una situación de enemistad dentro de la familia. De igual manera, los sacrificios paganos de Israel en Gilgal no tienen valor alguno pues muestran la enemistad del pueblo contra Yahvéh. Y sus altares idolátricos se han convertido en obstáculos en los surcos. El principal estorbo para la prosperidad de Israel es la idolatría ¿Qué impide que fluya la bendición de Dios a tu vida?

Verso 12: Pero Jacob huyó a tierra de Aram, Israel sirvió para adquirir mujer, y por adquirir mujer fue pastor.
Verso 13: Y por un profeta Yahvéh hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado.
Verso 14: Efraín ha provocado a Dios con amarguras; por tanto, hará recaer sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le pagará su oprobio.

El v12 hace referencia a la huida de Jacob a casa de Labán, donde por Raquel, trabajó como pastor de los rebaños de su suegro. Este es el origen de la nación.

El v13 hace referencia a Moisés, vocero (profeta) de Dios, que condujo al pueblo de Israel desde Egipto hasta la tierra prometida, protegiéndolos como nación.

El v14 declara que Israel, con este antecedente, debía ser fiel a Yahvéh y dejarse ya de vivir engañando. Por el contrario, la conducta soberbia y avara del grupo sacerdotal ha provocado el derramamiento de mucha sangre y Dios los responsabiliza.

El pasado debe ayudar a evaluar el presente para asegurar un buen futuro. No seamos negligentes, la historia se repite y no debemos caer en los mismos errores.

Si hemos vivido engañando a otros, si hemos vivido luchando contra muchos, tal vez, sin saberlo, hemos estado luchando contra Dios.

Con humildad busquemos la bendición de Dios, regresemos a la sencillez de una vida en paz, en relación de amor con Dios. Amén.
JFVS

domingo, 20 de junio de 2010

AMOR DE JESUS Oseas 11:5-12

Verso 5: No volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir.
Verso 6: Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos.

Terrible destino anunciado para quienes “no quieren convertirse”. No es castigo de Dios, es la consecuencia natural “de sus propios consejos”. Dios advierte a su amado pueblo del peligro que se avecina y advierte porque en la conversión hay salvación. Todavía hay esperanza si tan solo dejan de oír sus propios consejos y empiezan a oír el consejo de Dios.

El pueblo, que una vez fue liberado de Egipto por Yahvéh, ahora marchará hacia el cautiverio a Asiria. La invasión asiria destruirá sus ciudades y aldeas, nada quedará. Por ello la urgencia de este mensaje: ¡conviértanse por favor!

Cuando nosotros, a causa de nuestros propios consejos, nos precipitamos hacia terribles barrancos, recibimos una y otra vez, oportunas llamadas de Dios, advirtiéndonos del peligro que corremos. No seamos sordos a los llamados de Dios, confiemos en el consejo de Dios antes que en el propio; Dios sabe lo que es mejor para nuestra vida, su voluntad es buena, agradable y perfecta.

Verso 7: Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.

Este pasaje ha sido revisado en su traducción, atendiendo al examen gramatical y a la luz de nuevos descubrimientos; su traducción correcta, ya expresada en la Versión Popular queda así: “Mi pueblo persiste en estar alejado de mí; gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda.”

Yahvéh ha amado a su pueblo, como un padre ama a su hijito; Yahvéh ha procurado todo lo necesario para el sano crecimiento de Israel, tal como un padre sabio y amante se ocupa en la crianza de su bebé.

Pero, su amado pueblo, “persiste en estar alejado”. No se trata de un alejamiento accidental, sino de una determinación planeada, ¡una necedad! Mientras Yahvéh hace todo por atraerlos, ellos hacen todo por alejarse.

¡Qué necio fue Israel! ¡Qué necios somos nosotros! No somos capaces de apreciar todo lo que Dios ha hecho para atraernos a él y gozar de su amor paternal; neciamente persistimos en mantener a Dios alejado de nuestras decisiones, de nuestro hogar, de nuestro trabajo, de nuestras finanzas, de nuestras diversiones ¿qué nos pasa? ¿Acaso no sabemos quién es Él? ¿Acaso le tenemos miedo? ¿Acaso creemos que estaremos mejor sin Él? ¿No sabemos lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros? ¿No sabes que Jesús te ama?

En su necedad, el pueblo gritaba pidiendo ayuda, gritaba “a lo alto”, no a Yahvéh, pues quien clama a Él es escuchado: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3) El pueblo clamaba “a lo alto”, a los baales, pero éstos ídolos no los ayudaron; el pueblo creía que en cielo de palestina habitaba Baal ¡qué ignorancia! No hay quien pueda ayudar al pueblo, pues solamente hay un solo Dios.

Aún el día de hoy, muchas personas, claman, gritan a lo alto, a multitud de nombres, porque creen que hay una multitud de “seres” que pueden ayudarles allá arriba, pero sólo de uno habrá respuesta: “Este Jesús… ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:11-12) “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13)

Verso 8: ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Tal vez muchos, ante semejante necedad del pueblo, concluirán que Dios abandonará a este ingrato pueblo, entregándolo a la perdición. Pero sorprendentemente para muchos, Yahvéh toma la iniciativa aclarando cuál es su posición en este asunto. Adma y Zeboim son pueblitos cerca de Sodoma y Gomorra, los cuales también fueron arrasados por el fuego.

El corazón de Dios se muestra aquí sin reserva: No será Dios quien abandone al pueblo a su suerte ¿Quien se ha atrevido a decir que Dios castigó a su pueblo con el abandono? ¿Qué clase de Dios creemos que es Yahvéh? ¿Qué clase de Padre suponemos que es Él? ¿Con quién crees que estamos tratando?

Yahvéh, nuestro amado padre, “se conmueve”; su corazón “da vueltas” dentro de Él. No actúa como correspondería a la ingratitud de su pueblo, no actúa como esperarían quienes le oyen quejarse. Yahvéh ama demasiado a su pueblo, como el padre del hijo pródigo que al verlo regresar en lo único que pensó fue en correr, abrazarlo, besarlo y organizar fiesta en su honor ¡Así es Yahvéh!

Hay un fuego que ninguna ingratitud humana puede apagar: el fuego de la pasión de Yahvéh por nosotros. Nada hay que podamos hacer que haga que ese fuego se apague. Dios nos ama porque Dios es amor, fuego apasionado de entrega total; Jesús nos ama tan apasionadamente que prefiere morir en la cruz antes que dejarnos perder; a Jesús nada ni nadie se le opone para amarnos, salta todo obstáculo para llegar hasta la puerta de nuestro corazón y ofrecernos su apasionado amor. Nadie jamás te amará como Jesucristo lo hace: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas?... ¿Quién nos separará del amor de Cristo?... ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:32-39)

Verso 9: No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad.

Cualquier persona se hubiera enfadado ante la ingratitud y necedad del pueblo; pero no Dios, porque Él no es como los seres humanos: voluble, emocional, aprensivo. “Dios es amor” y es consistente con su naturaleza, actúa como Padre, es “el Santo”, el apartado de toda maldad. No hay en Dios deseos de venganza, ni odio, ni crueldad, ni nada de lo que como humanos estamos acostumbrados a recibir. No es Dios quien entrará en las ciudades de Israel para destruir, serán las tropas asirias.

Verso 10: En pos de Yahvéh caminarán; él rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente.
Verso 11: Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Yahvéh.
Verso 12: Me rodeó Efraín de mentira, y la casa de Israel de engaño. Judá aún gobierna con Dios, y es fiel con los santos.

El v12 describe la triste realidad del reino del norte: el pueblo no podía llegar hasta Dios por tantos ídolos (mentiras) que los sacerdotes les pusieron alrededor; hoy mucha gente no logra llegar hasta Jesús y su mensaje de amor por tantas mentiras alrededor.

La segunda parte de este v12 también debe ser corregida en su traducción: “Judá se ha separado de Dios, y ahora es fiel a los ídolos.” El pueblo amado de Dios está al borde del precipicio.

Pero siempre hay una nota de esperanza. Aunque el pueblo no escuche y sea llevado al cautiverio, no será el final, Yahvéh rugirá como león y sus cachorros vendrán desde las regiones más alejadas (occidente) para integrarse nuevamente como pueblo. En el Nuevo Testamento Jesús es descrito con esta figura de león triunfante: “El León de la tribu de Judá ha vencido” (Apocalipsis 5:5) y también describe a Jesús preparando habitaciones para su pueblo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay… voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2-3) Aún falta el gran rugido de Jesús, que en su regreso triunfal nos reunirá de las partes más lejanas de la tierra para hacernos habitar seguros y ¡por fin! vivir como familia, disfrutando del amor paternal de Yahvéh.

“Vendrán temblando” describe la emoción al límite que causará en nosotros su llamado; estaremos tan emocionados que temblaremos. No es temblor de miedo sino de profunda emoción ¿quién ya está temblando de emoción? Amén.
JFVS

domingo, 13 de junio de 2010

Capítulo 26: EL VISITANTE NOCTURNO Pte I

Sermón del Monte Pte1-A


AMOR DE PADRE Oseas 11:1-4

La imagen del amor conyugal se complementa aquí con la del amor paterno. Dios es Padre, que cuida con ternura a su hijo Israel; aunque este amor no es correspondido la misericordia y la compasión de Dios prevalecen sobre la ira y la rebeldía del pueblo. Este capítulo 11 del libro de Oseas recuerda brevemente el éxodo, pero sólo para poner de relieve la particularidad del amor que Dios había mostrado gratuitamente a un pueblo que desde el comienzo ni había sido capaz de comprenderlo ni de corresponder a él.

Verso 1: Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.
Verso 2: Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios.

El v1 se ha convertido en profecía mesiánica: “Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi hijo.” (Mateo 2:13-15) Por supuesto, ni Oseas, ni nadie más sospecharon que en las palabras de este v1 se hallaba una profecía referente a Jesús, pero al cumplirse, se entendió. Jesús es el centro de la Biblia y con su vida interpreta correctamente las Escrituras, por ello es tan importante conocer la vida y ministerio de Jesús.

“Cuando Israel era un muchacho, lo amé, y de Egipto lo llamé como hijo; pero otros lo llamaban y así marcharon según sus gustos: sacrificaron a los baales, incensaron a los ídolos.” El primer verbo de la serie, antes de la “llamada”, es “amar”; el que pone en marcha toda la historia; la historia de Dios con Israel es una historia de amor. Dios amó a Israel, lo liberó de la esclavitud en Egipto y lo adoptó como su hijo; pero lamentablemente, el pueblo quiso escuchar la invitación a la tentación y prefirió adorar ídolos. Los sacrificios hacen referencia a la adoración pública, el incienso a la privada.

Dio aún sigue ese patrón de acción. Primero nos amó: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16) La iniciativa es de Él.

Después nos liberó: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos… Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:6-8) “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado… así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:34-36)

Luego nos adoptó: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12) “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo… a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” (Gálatas 4:4-7)

Verso 3: Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba.
Verso 4: Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.

Dios, en v3, se describe asimismo como un amoroso padre, que con maravillosa ternura, toma los brazos de sus pequeño hijito para enseñarle a dar sus primeros pasos, ¡escena de fotografía! La expresión “al mismo Efraín”, indica que aún los soberbios sacerdotes, que creían saberlo todo y poderlo todo, un día fueron párvulos en los brazos de Yahvéh. Este verso nos conmueve con la imagen de un padre que recuerda con nostalgia cómo enseñó a andar al hijo que ahora con rebeldía lo menosprecia. En la parábola del hijo pródigo, podemos imaginar al amoroso papá llorando el abandono de su hijo, al que, seguramente, enseñó a caminar; en esa parábola, dice Jesús, el “padre” es Dios mismo.

Dios nos ve como párvulos, como niños pequeños que él quiere enseñarnos a caminar, nos quiere cuidar: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1P 2:2) “Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo 18:2-3) La relación correcta con Dios es aquella en la que vemos a Dios como nuestro “AMADO PADRE” y nos vemos a nosotros mismos como sus “AMADOS HIJITOS”.

“Cuidar” en hebreo, no sólo significa curar heridas, sino más en general cuidar a alguien. El verbo castellano “criar” implica todos los cuidados para “hacer crecer” a un niño, incluyendo alimentación y educación. Pero ¡Que tristeza! Efraín, el grupo sacerdotal, los que se suponía tenían una mejor relación con Dios, “no conoció” que era Dios quien lo cuidaba, menos iba a saber el pueblo.

“Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor”. Estas cuerdas eran usadas por los padres para ayudar a los infantes en su proceso de aprender a caminar; eran cuerdas “humanas” en el sentido de que proveían el apoyo necesario para estimular el caminar con seguridad, sin este apoyo, el bebé tardaría más en caminar; eran cuerdas de “amor” porque estaban forradas de tela acolchonada para no “raspar” al bebé. Al escuchar esta frase, los hebreos recordarían cuando enseñaron a sus hijos a caminar, recodarían estas cuerdas y evocarían esos felices momentos con sus bebés ¡Qué ternura!

“Fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz” Un más detallado examen de esta frase en hebreo nos muestra que la palabra ‘ul en hebreo, traducida aquí por “yugo” significa niño pequeño; además, la palabra que se traduce como “cerviz” en realidad debe traducirse como “mejillas”. La frase, ya corregida en la versión popular, se lee así: “los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho”. Describe así, el gesto de alzar un niño pequeño hasta las mejillas para darle un beso o como manifestación general de afecto, típica imagen del papá llegando a casa, siendo recibido por su pequeño hijo; así quiso Dios que fuese su relación con Israel; así quiere Dios que sea su relación con nosotros.

“Puse delante de ellos la comida”; mejor: “me incliné a ellos para darles de comer”. Describe el cuidado de papá o mamá, para inclinarse hacia el pequeño hijo y alimentarlo. Yahvéh se inclina en gesto de protección hacia quien pone su esperanza en él: “Pacientemente esperé a Yahvéh, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” (Salmo 40:1)

¿Qué más puede decir nuestro Amado Padre? Su gran proyecto fue tratar a Israel como a su pequeño bebé, lo ayudó a dar sus primeros pasos, lo alimentó, lo vistió, le dio una tierra abundante, lo bendijo, pero, como el hijo pródigo, tomó las bendiciones de Dios y abandonó el hogar (la comunión con Dios) para vivir perdidamente entre los ídolos.

El anhelo de Yahvéh fue construir un hogar. Aún hoy, Dios está construyendo un hogar donde tú y yo vivamos como hermanos al amparo de nuestro Amado Padre. Esa es la misión de Jesús al venir al mundo, al venir a nuestra vida. La iglesia es la familia de Jesucristo.

Somos unos bebés, niños pequeños que apenas estamos aprendiendo a caminar, nuestro Padre, quiere levantarnos y darnos un beso, quiere tomarnos de nuestras manos y ayudarnos para que caminemos seguros, sin caernos; Él quiere alimentarnos con buena comida y ¿Por qué no? Jugar junto con nosotros, reír con nosotros ¡La vida podría ser tan sencilla!

Pero algunos, rebeldemente procuraremos soltarnos de su mano ante la primera invitación al pecado; algunos nos sentiremos fuertes y jugaremos a ser grandes e inteligentes; escucharemos otras voces y correremos hacia la perdición, ¿Cuantas caídas tendremos que sufrir antes de regresar al hogar?

Hoy nuestro Amado Padre abre sus brazos para darte un abrazo, deja ya lo que te estorba, Dios nos ama, más de lo que cualquier amoroso padre terrenal ama a su bebé; levanta tu mirada, alza tus brazos y déjate querer por nuestro Amado Padre Yahvéh; hazlo, en Cristo Jesús, Amén.
JFVS

sábado, 12 de junio de 2010

NUEVO DESTINO, Oseas 10:12

Verso 12: Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Yahvéh, hasta que venga y os enseñe justicia.

Los capítulos 9 y 10 del libro de Oseas son un canto, por medio del cual el profeta quiso llamar la atención del pueblo para que apreciaran con claridad el destino de muerte que estaba por llegar si seguían por el camino de la idolatría.

Los cuadros que describe el profeta son trágicos, pero no son lo que Dios quiere hacer con su amado pueblo, más bien, es lo que ellos mismos, como pueblo infiel, se estaban acarreando. Ellos mismos estaban construyendo un destino de muerte al alardear de riqueza con sus altares y estatuas de oro y plata.

El pueblo estaba siendo engañado por una clase sacerdotal cegada por la avaricia y la sensualidad; poderosa clase de sacerdotes que incluso era capaz ya de destronar reyes a voluntad y controlar a gobernantes locales para ellos impunemente seguir "trillando" al pueblo, seguir consumiendo sus recursos.

En medio de este canto trágico de un "destino anunciado", el v12 resalta como una joya de esperanza. Hay una solución, no todo está perdido, aún pueden hacer girar su destino, aún pueden cambiar una cosecha de muerte por una de vida.

El mensaje de Dios ¡nunca! Es un mensaje de condenación; es un anuncio anticipado del destino de muerte que nos espera si seguimos por el mal camino. Pero, con el "destino anunciado" también ¡siempre! Hay un mensaje de esperanza, siempre se ofrece una salida, una alternativa de salvación. El mensaje de Dios es de reconciliación.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." (Juan 3:16-17)

"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia"
Si siembran en justicia, cosecharán en misericordia: si hacen la voluntad de Dios, disfrutarán de su amor constante y de su fidelidad a sus promesas. La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.

La vida es como el trabajo agrícola: lo que se siembra, se cosecha. Si siembras maíz, pues maíz cosecharás. Si en tu juventud sembraste amor, amistad, fraternidad, pues eso es lo que cosecharás en tu edad más madura. Claro está que hay muchas variables que intervienen en esto. Pero es muy interesante cómo Dios utiliza esta imagen agrícola para ayudar a su pueblo a darle un giro a su destino. Yahvéh quiere que su pueblo goce de un mejor futuro.

"Sembrar" Da la idea de una acción voluntaria, responsable, esforzada. No es "a la suerte", es una determinación de vida. Debes tomar una decisión: hacer un esfuerzo consciente y planeado de cambiar el curso de tu destino. Hacer lo necesario para regresar a la relación de pacto con Jesús.

"Justicia" Es la voluntad de Dios expresada en las Sagradas Escrituras. Es todo aquello que se corresponde con la Biblia. Es el propósito de nuestra vida. La justicia de Dios es su voluntad de que cada uno de nosotros gocemos de la comunión de amor con Dios.

"Sembrar justicia" Es esforzarse entusiastamente en establecer y cultivar una correcta relación de amor con Dios, por medio de la Biblia. A través de esta relación descubrirás el propósito de tu vida, la razón de tu existencia. Ocúpate en establecer y mejorar tu relación con Dios, deja de perder el tiempo en "nada".

"Cosechar" Es disfrutar del fruto del trabajo. Es disfrutar de lo sembrado. Existen consecuencias de esforzarse en hacer la voluntad de Dios; ciertamente el esfuerzo de "sembrar" involucra presiones, burlas, ataques, problemas, persecuciones; pero la cosecha, el fruto, es aquello que nos permite gozar de la vida, amar a nuestros hermanos, compartir entusiastamente nuestra fe.

"Cosechar" nos indica que hay consecuencia de nuestros actos y nosotros podemos controlar las consecuencias que queremos para nuestra vida simplemente cuidando lo que sembramos. No puedes cosechar si no has sembrado; tienes que trabajar primero: "El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero." (2 Timoteo 2:6)

"Misericordia" Es el amor constante de Dios, que no cambia; es la fidelidad de Dios a sus promesas.

"Cosechar en misericordia" Es disfrutar de la relación de pacto con Jesús. Es vivir en la esfera del amor de Dios. Comenzamos la vida cristiana aprendiendo a aceptar y recibir el amor de Dios, luego avanzamos en aprender a amar a Dios; creamos una comunión con Dios, un flujo de amor divino que nos llena y nos rodea de paz divina. Después, reconocemos a las personas que nos rodean, las cuales también están aprendiendo a establecer esta relación con Dios, les llamamos "hermanos" y aprendemos a vivir en fraternidad, en koinonía; la paz con Dios se extiende a la paz con los hermanos. Inspirados en esa comunión, entusiastamente buscamos compartir esa fe, esa relación de pacto, queremos y nos esforzamos en ayudar a otros a entrar en relación de pacto con Jesús. Esa es la misericordia de Dios, eso es cosechar en misericordia.

"Haced para vosotros barbecho"
Hacer un surco para que fluya el agua y riegue las semillas sembradas. Símbolo agrícola de hacer todo lo necesario para restablecer la comunión de pacto con Dios. Hay que hacer un canal limpio a través del cual fluya ese amor de Dios. Hay que quitar del camino todo lo que nos estorba para cultivar una correcta comunión con Dios. Israel tenía que abandonar la idolatría, la avaricia, la sensualidad, nosotros hoy ¿Qué tendremos que quitar de en medio? ¿Qué estorba nuestra comunión de amor con Dios? ¿Qué impide que fluya su amor hasta lo profundo de nuestro ser? No podemos tener una actitud pasiva, debemos tener la determinación de vencer, con el poder de Dios, todo obstáculo que se interpone. Pon las manos en el arado y comienza a hacer ese surco derechito, no te distraigas mirando a los idólatras, fija tu mirada: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra." (Colosenses 3:1-2)

"Es el tiempo de buscar a Yahvéh"
Ya basta de perder el tiempo en vanidades: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor." (Efesios 5:15-17) Hoy tenemos una maravillosa oportunidad de darle un giro a nuestro destino, es el tiempo oportuno, adecuado para buscar restablecer la relación de amor con Dios, no pierdas más tiempo, empieza ya.

"Hasta que venga y os enseñe justicia"
Esta frase hace referencia a tres niveles: (a) Cuando envíe Dios otro profeta para instruir al pueblo en la voluntad de Dios; aquellos de Israel que escuchen el mensaje del profeta y se conviertan, tendrán oportunidad de recibir la instrucción adecuada para regresar a la relación de pacto con Dios

(b) Cuando llegue Jesucristo, quien nos dará a conocer en plenitud la voluntad de Dios; desde entonces, todas aquellas personas que hemos decidido creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador, hemos recibido la instrucción (discipulado) necesaria para entrar y disfrutar de la relación de pacto con Jesús. El discipulado es vital, intégrate a un grupo de estudio bíblico

(c) Cuando regrese Jesús por su iglesia y la lleve a la presencia del Padre, allá conoceremos en plenitud la eterna voluntad de Yahvéh. Nuestra estancia en la tierra es temporal, nuestra estancia en el cielo es eterna; requeriremos entonces de una nueva instrucción para la nueva vida que nos espera allá con Jesús en la eternidad. Un nuevo destino se abre para nosotros hoy, es tiempo ya de regresar a la relación de pacto con Jesús y gozar del amor y de la paz con Dios. Amén.
JFVS