Verso 1: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Verso 2: Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Verso 3: Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Verso 4: Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Nuestra vida como cristianos, como verdaderos creyentes es totalmente diferente a la del mundo. Nuestra experiencia de bautismo da testimonio de ese cambio de vida. Ciertamente que no es un cambio instantáneo, pero desde el momento de nuestra conversión una nueva naturaleza nació en nosotros; ya no somos de la corriente de pecado que arrastra a la humanidad hacia la perdición.
Utilizando la figura del bautismo, el apóstol Pablo nos invita a "buscar las cosas de arriba", a cambiar nuestro sistema de valores, a cambiar nuestras metas y objetivos; a buscar ser parte del proyecto de Dios; para el mundo pecaminoso ya estamos muertos y hemos resucitado para los intereses del Reino de Dios.
"Las cosas de la tierra" no hacen referencia a lo cotidiano, sino a los afanes promovidos por el pecado; a esa corriente del mundo que lleva a la perdición.
"Nuestra vida está escondida con Cristo"; nuestra verdadera vida ya no tiene que ver con los intereses del pecado sino con los intereses del Reino. Recordemos que las apariencias engañan, desde la perspectiva terrena, Jesús muere en una cruz, derrotado, desde la perspectiva espiritual, Jesús derrota a las fuerzas demoníacas y las exhibe públicamente en la cruz. Lo verdadero no es lo que vemos a simple vista sino lo que Dios nos revela por medio de la Biblia.
Ahora nuestra vida puede parecer poco valiosa o insignificante para el mundo, muchos suponen que estamos "desperdiciando" nuestra vida, que no nos "divertimos" como todos; pero cuando Jesús regrese por nosotros, entonces se hará visible lo que en realidad es nuestra vida, deslumbrará por su valor.
Nuestra vida sólo adquiere su sentido pleno hasta que regrese Jesús pues solamente la luz de su gloria puede iluminar la realidad, ahora todo es sombras. Nuestra verdadera vida apenas comenzará cuando Jesús regrese, no trates pues de evaluar tu vida desde la perspectiva terrena, no utilices parámetros terrenales para evaluar tu vida; solamente la manifestación gloriosa de Jesús reflejará con claridad lo que en verdad es nuestra vida y descubrirás no sólo que tu vida en Cristo es bella sino que, además, esa vida, apenas comenzará su desarrollo en plenitud cuando Jesús regrese por nosotros; lo mejor está por venir.
Verso 5: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
Verso 6: cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,
Verso 7: en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Pablo nos recuerda que en el pasado, antes de nuestra conversión, andábamos en actitudes y acciones malévolas; nuestro estilo de vida nos acarreaba condenación pues Dios no lo aprobaba, no era lo que Él había destinado para nosotros. Este pasaje nos recuerda que nosotros como convertidos ya no debemos "andar en esas cosas" aunque claro, la lista no es exhaustiva. Precisamente porque sabemos que Jesús regresará por nosotros, ya no debemos andar en las cosas del pecado.
Pablo menciona: (a) fornicación, "porneian", practicar la inmoralidad sexual, toda clase de relaciones sexuales fuera de orden (b) impureza, "akatharsian", malas intensiones en sentido moral, inmoralidad en todos los aspectos (c) pasiones desordenadas, "pathos", impulso emocional no controlado enfocado hacia el mal (d) malos deseos, "epithumian kakén", codicia iracunda, (e) avaricia, "pleonexian", que es idolatría, actitud de vida que se enfoca en la obtención de lo que se codicia para uso egocéntrico; la Biblia aclara que la avaricia es una forma de idolatría, ya que lo que se codicia se convierte en un ídolo, en un objeto que aparta a la persona de su comunión con Dios. ¡Cuidado con la avaricia! Es abominable.
Verso 8: Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
Verso 9: No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
Verso 10: y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,
Este pasaje nos ayuda a reconocer que aún después de la experiencia de conversión, hay actitudes y acciones que debemos desechar de nuestra vida; dos cosas son importantes: (1) los verdaderos creyentes aún tenemos que luchar con "estas cosas" (2) debemos reconocerlas en nuestra vida y luchar contra ellas, Pablo dice "dejad", indicando una acción consciente de nuestra parte.
La lista de Pablo, que no es exhaustiva, incluye: (a) ira, "orgí", impulso agresivo instantáneo (b) enojo, "thimós", pasión agresiva intensa que se preserva con el tiempo (c) malicia, "kakía", carga mala que afecta el juicio de nuestro entorno, todo lo vemos desde la perspectiva de la maldad (d) blasfemia, "blasfimía", hablar negativamente en contra de Dios y su obra (e) palabras deshonestas, "aischrologian", se refiere al hablar en voz baja (chismear) y obscenamente (f) mentir, "pseudomai", lo que se opone a Dios, a la verdad, lo que está en el ámbito de Satanás.
Es un cambio de hábito, un cambio de vestuario. Debemos vivir conforme a la vida renovada que Dios ya nos ha dado; en la experiencia de conversión Dios ha establecido un nuevo comienzo cualitativamente diferente del estado anterior. La nueva vida es un reflejo, una imagen de Dios mismo en nosotros, en nuestra nueva vida.
Nuestra nueva vida es bellísima, comienza a disfrutarla ya.
Esta vida nueva que tenemos va sustituyendo hábitos malos por buenos, esta renovación tiene una meta: "hasta el conocimiento pleno", epignosis, hasta conocen por completo el mensaje del Evangelio de Jesús.
Por tanto, el cambio de vida se efectúa por el estudio de la Biblia: conforme avanzamos en nuestro discipulado vamos observando cómo vamos abandonando hábitos pecaminosos y vamos adquiriendo hábitos conforme a la nueva vida que ya tenemos en Cristo.
La meta del discipulado consiste en conocer por completo el mensaje de Dios revelado en la Biblia y este conocimiento se va poniendo en práctica en el diario vivir; a esto se refería Jesús en la Gran Comisión: "Por tanto, id, y haced discípulos… enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…" (Mt 28:19-20)
Verso 11: donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
Pablo menciona algunas de los parámetros de clasificación en su cultura; pero dentro de la comunidad de los convertidos y en un ambiente de renovación de vida, gracias al discipulado, ya no tienen valor esos parámetros. Dentro de la iglesia no debe haber ningún tipo de distinción o discriminación; la unidad se da en torno a Jesucristo, pues todos y cada uno de nosotros gozamos de perdón y plenitud de vida gracias a Jesús.
En la iglesia, en la comunidad de creyentes, debemos ocuparnos en el discipulado, en el estudio de la Biblia en ambiente de amor fraternal; observando cómo la Palabra de Dios va renovando nuestro estilo de vida. Deja de mirar este mundo de maldad, vive la belleza de la renovación de vida.
Es tiempo ya de vivir bellamente. Amén
JFVS